Una mañana paseando por Montjuic

Era domingo, poco más de las 10 de la mañana y me encontraba sólo en Barcelona sin más plan que ir por segundo día consecutivo al Salón Internacional de Turismo de Cataluña que tanto me había decepcionado el día anterior. Que me perdone el mundo del turismo pero si llego a saber lo que me iba a encontrar allí me habría ahorrado el dinero de vuelos y hotel. En fin, que ya casi en la puerta del SITC me giré para ver la montaña de Montjuic y no pude evitar cambiar de planes. Estaba claro, habían más ganas de hacer fotos que de hacer contactos, así que no me lo pensé demasiado y cambié una mañana aburrida por una mañana paseando por Montjuic, y fue un acierto.

Ya había estado allí hace unos años, pero fue una visita rápida en la que apenas vi la zona del estadio olímpico y la Torre de Calatrava, y en la última visita a la Ciudad Condal el pasado febrero me quedé con las ganas de subir de nuevo, igual que no tuve tiempo de subir al Tibidabo o ir a los Bunkers del Carmel entre otros. No podía dejar pasar esa oportunidad de nuevo.

Subí las escaleras que llevan a la Fuente Mágica. Esta fuente de noche ofrece un espectáculo de luz y sonido muy bonito, pero que durante el día, integrada en un entorno de lujo no se queda corta a pesar de no tener luz ni sonido. Junto a ella otra fuentes y escaleras crean un conjunto de especial belleza con la fachada del Museo Nacional de Arte de Cataluña al fondo, y unas vistas de Barcelona realmente bonitas. El horario de la fuente mágica en primavera y verano, hasta octubre, es de jueves a domingo ofreciendo cinco funciones entre las 21:00 y las 23:30 horas.

Fui bordeando el Museo, por una zona ajardinada que lleva hasta el lugar donde hace ya 22 años se celebraron los Juegos Olímpicos de Barcelona. Lo que más llama la atención de toda la zona del Anillo Olímpico de Montjuic es la Torre de Calatrava, construida íntegramente en acero de color blanco sobre una base de hormigón decorado con trencadís, formando la figura de un atleta portador de la antorcha olímpica. Destaca con sus 136 metros de altura y forma un gigantesco reloj de sol que da las horas en la Plaza de Europa.

Más arriba la cosa cambia, cambiamos acero y hormigón por verde entre el jardín botánico, los Jardines de Mossèn Costa i Llobera, Jardines de Miramar, Jardines de Joan Brossa y Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, además de toda la zona que rodea el Castillo de Montjuic, actualmente convertido en museo militar, y al que no entré pues me interesaba seguir con las fotos del exterior.

Las vistas de la ciudad desde muchos sitios son chulísimas, pero especialmente desde los miradores del Migdia, mirador de Miramar, o Mirador del Alcalde, y las vistas del puerto desde el camino que rodea el Castillo de Montjuic.

Como me encanta fotografiar ciudades desde las alturas me subí al Teleférico de Montjuic, que te evita subir al castillo caminando, y tiene unas vistas impresionantes, aunque yo lo hice al contrario, subí caminando y bajé en teleférico. Mi consejo es que no se siga al pie de la letra todo lo que yo hago ya que te ahorras un buen trozo de subida que vas a recorrer igual a la bajada.

Pero con lo que me quedé con las ganas de verdad es de coger el Teleférico del Puerto de Barcelona, que baja hasta el puerto, lo malo es que informaban de 40 minutos de espera por lo que decidí bajar caminando a pesar de que el cansancio y el hambre comenzaban a hacer acto de presencia. No me habría importado mucho pagar los 11€ que cuesta el trayecto (16,50€ el billete de ida y vuelta).

Una vez en el puerto, que por cierto estaba llenísimo de gente, una buena opción para no complicarse la vida y comer bien es entrar al Maremagnum, que al igual que sucede en el Centro Comercial de Las Arenas tiene restaurantes diferentes a los que te puedes encontrar en la mayoría de los centros comerciales del resto del país. Me decidí a comer en el Restaurante Martina´s donde comí unas Croquetas caseras de Jamón Ibérico, un Magret de Pato, y de postre una rica crema catalana.

Con tiempo se puede visitar el Cementerio de Montjuic, pero esto lo dejo mejor para otra visita. Y poco más, de vuelta a la Fira paseando por la Rambla para recoger mi maleta y dirigirme al aeropuerto con destino Madrid. Decepcionado con el SITC y de nuevo encantado con las posibilidades fotográficas que me ofreció Barcelona, una ciudad a la que no me canso de volver y que aún guarda muchos rincones que fotografiaré en próximas visitas.

¿Dónde está Montjuic?

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