Siguiendo con el blogtrip a Tenerife, y tras conocer el Parque Nacional del Teide, que me pareció un lugar impresionante, bajamos hasta Santiago del Teide, un pueblo a orillas del mar donde puedes coger un barco para avistar Ballenas, Delfines y Calderones Tropicales. Existen varias opciones, puedes comprar un billete en un barco con más gente, o alquilar un barco de forma privada. En nuestro caso íbamos los cuatro, más el guía Carlos y los dos tripulantes del barco, quienes se lo curraron para que pudiéramos ver las ballenas y delfines, además de los calderones que son una especie residente en la zona.
Pero la excursión no acababa aquí, cuando ya acabó el tiempo de ver cetáceos, nos dirigimos a la Bahía de Masca, un lugar espectacular donde comimos una paella tranquilamente sentados en el barco y que en parte me recordaba al Torrent de Pareis en Mallorca. La paella no era nada del otro mundo, pero fue divertido ver como otro barco nos traía la comida en exclusiva. Comer en aquel lugar, con esa sensación de tranquilidad que se respira en mitad del mar, tan cerca de la civilización pero tan lejos de todo, es indescriptible.
Ya de vuelta pudimos contemplar de cerca las impresionantes paredes de piedra de los Acantilados de los Gigantes, y una vez en tierra y de camino a nuestro hotel paramos en la playa La Arena, una playa de arena completamente negra y muy caliente.
El hotel donde dormimos fue el Dream Gran Tacande, un complejo de cinco estrellas con todo lujo de detalles y servicios en Costa Adeje. Tras una ducha me fui a dar un paseo para fotografiar las bonitas playas de esta zona de la isla y de vuelta al hotel para cenar. Por increíble que parezca, no hice ni una sola foto de la cena, y no por falta de comida, pues había un salón enorme lleno de todo tipo de alimentos y podías coger cualquier cosa que quisieras hasta reventar, pero también me apetecía desconectar un rato de tanta foto y socializar con mis compañeros de viaje.
El día siguiente teníamos un plan totalmente diferente, aunque no menos interesante que los anteriores. Se trataba de una ruta por las playas y tradiciones de Tenerife que comenzaba en lo alto de la Degollada de Cherfe, en el Parque Rural de Teno, donde teníamos unas vistas impresionantes por una parte del valle con el Volcán Chinyero, que fue el último volcán que ha derramado lava sobre Tenerife, y el Teide al fondo, y por el otro del Barranco de Masca, que desemboca en la misma bahía donde comimos el día anterior con el barco.
Bajamos hasta el pueblo de Masca donde pudimos ver algunas casas tradicionales y luego subimos hasta Buenavista del Norte, donde Airam, nuestro alegre guía que nos acompañó durante todo el día, y su compañero Damián, de la empresa El Cardón NaturExperience nos hicieron una demostración de Salto del Pastor y Silbo Gomero, que se utilizaban antiguamente para desplazarse de manera sencilla por las montañas o para comunicarse a distancia.
Además asistimos a una demostración de como se elaboran mojos, queso y licores por Hermanas Contreras, con posterior degustación, y tuvimos la oportunidad de adentrarnos en una de las miles de galerías que se excavaron en la montaña para obtener agua como comenté en el anterior post. Creo que no hace falta decir que yo estaba emocionado ante la posibilidad de adentrarme unos pocos cientos de metros en el interior de la isla.
Degustamos comida típica canaria en el restaurante Bodegón Patamero y a continuación entramos a la pastelería El Aderno para probar algunos pasteles típicos. Yo debí caer bien a las dependientas pues me dieron dos diferentes a probar: uno de Chocolate con leche y avellanas y otro de Gofio. Riquísimos los dos.
Con el buen sabor de boca de los pasteles nos fuimos a Garachico, donde dimos un rápido paseo por su bonito casco antiguo y sus piscinas naturales que me encantaron, y a continuación pasamos por Icod de los Vinos para ver un árbol al que llaman Drago Milenario, que realmente no tiene mil años, aunque sí unos cuantos siglos. Una pena no poder conocer estos pueblos con más calma pues tienen pinta de guardar aún más rincones bonitos de los que nosotros tuvimos tiempo de ver.
Agotados tras un día muy intenso nos trasladamos al Hotel Beatriz Atlantis Spa donde descansamos un rato y nos arreglamos para ir a conocer Puerto de la Cruz de la mano de la Concejala de Turismo de la localidad. Tras hora y media de caminata pos sus calles conociendo de primera mano los encantos de la población, sus tradiciones y algunos de sus proyectos de futuro, nos sentamos a cenar pescado en el Restaurante La Cofradía.
Durante la mañana del domingo pudimos descansar un poco más, pero también nos esperaba un día muy intenso. A medio día nos recogieron las Community Managers de Turismo de Tenerife en el hotel para irnos directos a La Orotava vestidos con el traje típico de Mago, donde participamos en la Romería de San Isidro Labrador.
De entrada pensamos que con el calor y la humedad que hacían no aguantaríamos mucho rato y que después de comer estaríamos buscando la forma de regresar al hotel, pero lo cierto es que conforme fue avanzando el día y nos fuimos integrando en la fiesta entre bailes y vinos, nos quedamos hasta que el cansancio de los anteriores días conociendo las playas y tradiciones de tenerife nos pidió parar y volver al hotel a cenar y dormir.
Lo malo de estos viajes es que se acaban. El lunes a las 5 de la mañana me despertaba, terminaba de recoger las cosas y me juntaba con mis compañeros de aventuras para poner de nuevo rumbo al Aeropuerto de Tenerife Norte y decir adiós a esta isla que me ha enamorado. Ya estoy deseando volver a Tenerife, tanto para ver algunos lugares con más tiempo, como para conocer otros que quedaron pendientes.
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