Perderme por las calles de mi ciudad siempre me ha transportado a tiempos pasados, a historias de caballeros conquistando damas, a musulmanes en perpetua lucha contra cristianos defendiendo lo que consideraban suyo. El casco antiguo de Cáceres evoca eso, recuerdos, ilusiones, leyendas y amores imposibles truncados por las guerras de razas.
En los meses de noviembre y diciembre se puede uno empapar de esos tiempos remotos cuando la ciudad viaja en el tiempo con su Mercado Medieval de las Tres Culturas. Puedes cambiar tu dinero por maravedíes y comprar en los mas de doscientos puestos mientras la compañía de teatro ofrece espectáculos diverso, y encontrarás por sus calles mercaderes vendiendo esclavos, cuentacuentos o antiguas «brujas» ofreciendo toda clase de pócimas. Se celebran concursos de tiro con arco, talleres para niños y muchas más actividades.
Una de las historias más conocidas es la Leyenda De nuestro patrón San Jorge. Aunque hay varias versiones, la menos conocida cuenta que la fuente que abastecía la ciudad estaba custodiada por un dragón al cual tenían que ofrecer sacrificios a cambio del agua, y la más conocida aquella en la que el apuesto capitán traiciona el amor de la princesa mora y libera a la ciudad del reino musulmán.
Cuando acompaño a alguien a dar un paseo por Cáceres siempre comenzamos igual la ruta, desde la Plaza Mayor subiendo las escaleras que nos llevan al Arco de la Estrella. Y es allí donde comienzan mis recuerdos. A la izquierda nos topamos con la Torre de Bujaco, que lleva abierta al público desde no hace mucho. Desde su balcón es donde la princesa de nuestra leyenda ve caer al dragón, y desde lo más alto de su torre nosotros pudimos ver las más espectaculares vistas de la ciudad.
A la derecha del nombrado arco nos encontramos con la Cuesta de los Adarves. No os puedo contar mucho sobre ella, no conozco ninguna leyenda, solamente decir que todo el que pasa una Semana Santa en Cáceres se lleva el mismo recuerdo: la Procesión del Silencio, más conocida aquí como la de “la madrugá”. Situarse en cualquier punto de esta calle y ver bajar los pasos que componen esta procesión, mientras por detrás de ellos ves como el sol pinta de oro las piedras e ilumina el cielo para dar fin al paseo es algo que nunca olvidarás. Yo tengo ese recuerdo de mis… creo que seis años, la primera vez que mi madre me llevo a verla, y aun se me encoge el alma, no por el tema religioso, si no por contemplar tan bello amanecer.
Seguimos el recorrido de frente al arco, por la calle de la Estrella. Es algo sombría pero nos lleva a la Plaza de Santa María donde puede deslumbrarnos el sol. Allí podemos apreciar la Con-catedral románica de transición al gótico, la cual también desde hace un par de años está abierta al público y en la que puedes encontrarte, como nos pasó a nosotros, con una boda.
En el interior de la Con-catedral de Santa María te puedes perder por las capillas, embriagándote de olor a incienso, como en todas las iglesias, pero lo más bonito, para mí, es subir hasta su campanario donde tienen 4 campanas, ¡con nombre! Todo un descubrimiento para mí saber que a las campanas se les ponía nombre. La principal se llama Mercedes Calle, la segunda es María de Moraga, la que le sigue Mancía de Ulloa y a las dos pequeñas se las conoce como las Virtudes. Desconozco si guardan algún significado o alguna relación con sus creadores.
De una plaza a otra plaza, la de los Golfines y de esta a mi preferida, mi melancólica Plaza de San Jorge, coronada por los dos blancos campanarios de la Iglesia de la Preciosa Sangre de Jesús. Lo cierto que no es nada del otro mundo, un pequeño cuadrado donde preside nuestro patrón en su hazaña de liberar la ciudad, pero es donde yo recibí mi primer beso, por eso es especial, por eso guarda magia y por eso es paso obligado cuando alguien me pide que le enseñe la ciudad antigua.
Cuando salimos a hacer este reportaje no hicimos la ruta que sigue todo el mundo, decidimos cambiarla un poco sobre la marcha y, en lugar de subir como todo el mundo desde San Jorge por la cuesta de la compañía hasta la Plaza de San Mateo, bajamos por la Cuesta del Marques hasta la Judería, donde encontramos un pequeño museo y alguna que otra construcción curiosa. He de decir que para mi eran calles desconocidas, y tras pasar por unas y por otras, yo, personalmente, estaba algo desorientada.
Por fin llegamos a San Mateo y a la Plaza de las Veletas, donde se esconde el aljibe más antiguo de la ciudad, aunque desde no hace mucho se abrió al público otro situado bajo la plaza de san Jorge que es más pequeño y, según me he informado, algo más moderno, pero no por ello deja de ser igual de impresionante.
Terminamos nuestra visita donde la empezamos, en la Plaza Mayor, bajando por el Arco de Santa Ana hasta el Foro de los Balbos, donde vigila, casi escondida, la diosa Ceres, la guardiana de la ciudad, calentándonos con su sol, y dejando volar la imaginación a otros lugares, a otros escenarios, con otras gentes y otros aires, así fue como terminamos nuestra ruta.
Si algún día os da por perderos por mi ciudad os pido que, durante un momento, una milésima de segundo, poniendo la mano en una de las miles de piedras que forman la muralla, las plazas, las iglesias, cualquiera de ellas, cerréis los ojos y os dejéis llevar, sintiendo el calor de unos días que ya pasaron, la magia de quien sabe de tantos siglos, las leyendas e historias que esas piedras llevaban tatuadas a fuego, y penséis que, tal vez, dentro de unos siglos, vosotros podréis formar parte de unas de esas historias que la misma piedra que estáis tocando le cuente a otro intrépido viajero.
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4 Comments
Eulogio
Soy Cacereño. Me parece un expléndido reportaje, me encanta. Felicitaciones para el Autor y, cómo no, para todos los Cacereños por tener la posibilidad de disfrutar cada día de un paseo por estos hermosos rincones de nuestro Casco Histórico, daclarado PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, hace más de 25 años, por UNESCO (ONU).
Any
Que decir de este reportaje,… Que me encanta y que ha sido todo un placer colaborar contigo, creo que lo pondré entre mis preferidos…porque es de mi Cáceres, porque para mi es algo especial, por hacer sido participe en una de tus aventuras y acompañarte en tu manera de ver el mundo a través de tu cámara, es algo genial. Como siempre un besino y espero que volvamos a coincidir pronto.
Artabria
Cáceres es una ciudad que me encantó, tiene un casco histórico muy bonito y muy cuidado.
Maria
Sin duda, Cáceres es una de las ciudades más bonitas de España. Impresionante ciudad!