Por todos es sabido que al sur de la Patagonia está el Fin del Mundo. Realmente se trata de una isla, de nombre Tierra del Fuego, cuyo territorio está repartido entre Argentina y Chile.
Tierra del Fuego es, como suele pasar en toda la Patagonia, una tierra de fuertes contrastes naturales, y de mucho viento. En la isla podemos encontrar extensas llanuras casi desérticas, y grandes montañas con frondosos bosques y hasta glaciares. También hay varias pequeñas poblaciones, entre las que destacan Ushuaia en Argentina, o Porvenir en Chile.
Pero Tierra del Fuego no es una isla para ir a pasar el día. Hay lugares tan remotos que para llegar a alguno de ellos emplearás horas. Aunque si no dispones de tanto tiempo puedes contratar una excursión Full Day desde Punta Arenas.
Por supuesto, el objetivo principal de este tour es ver a estos simpáticos Pingüinos Rey.
Full Day Tierra del Fuego y Pingüinos Rey
El principal objetivo de este fantástico tour que pude hacer durante mi viaje a la Patagonia, es el avistamiento de una colonia de Pingüinos Rey.
No fueron los únicos pingüinos que vi durante el viaje. También visité Isla Magdalena, y en mi anterior visita a Chile pude conocer Seno Otway. Pero estos pingüinos de Tierra del Fuego son realmente especiales.
Para ver durante una hora a estos animales tan graciosos tendrás que viajar durante horas. En autobús unas siete u ocho horas, y en barco otras tres horas, entre ida y vuelta desde Punta Arenas.
Es un tour bastante pesado pero con una gran recompensa. Además, se conocen otros interesantes lugares de Tierra del Fuego tanto de camino como en la propia isla.
El Full Day lo organizan varias empresas de actividades turísticas de Punta Arenas. Además, otras tantas lo comercializan. Pero el viaje suele ser igual, aunque en nuestro caso comenzaron a probar a hacer la ruta al contrario del sentido habitual, por lo que yo lo contaré tal y como lo hice.
Inicio del tour Full Day Tierra del Fuego
El tour comienza temprano, como a las 8 de la mañana. Previamente recogen a los pasajeros en su correspondiente alojamiento, por lo que a las 7:30 has de estar ya desayunado y listo para salir de ruta.
Tras recorrer una hora y media se llega a Estancia San Gregorio, la primera parada del día. Esta es una de las primeras estancias ganaderas de la región, y que en su día tuvo gran importancia. La estancia no se visita, o al menos nosotros no lo hicimos.
Frente a la entrada de la estancia, se encuentra el esqueleto oxidado de un barco. Se trata del Vapor Amadeo, un barco que durante décadas surcó las aguas del Estrecho de Magallanes contribuyendo a la colonización de la zona. Fue encallado en la Playa San Gregorio por deseo de su armador.
Junto al Amadeo se encuentran los restos del Ambassador Clipper, un vapor inglés.
Primer cruce por el Estrecho de Magallanes y llegada a Cerro Sombrero
Tras un rato haciendo fotos a los barcos oxidados de San Gregorio seguimos la ruta. Aproximadamente media hora más tarde llegamos hasta uno de los pasos más cortos del Estrecho de Magallanes, llamado Primera Angostura. La navegación dura unos 20 o 25 minutos que se pasan bastante rápido.
Desembarcamos por fin en la isla de Tierra del Fuego y tomamos una carretera dirección a Cerro Sombrero. El trayecto dura otra media hora.
Cerro Sombrero es un pequeño pueblo muy peculiar. Fue construido en el año 1958 por la empresa nacional chilena del petróleo, ENAP, como lugar de residencia de los trabajadores de la compañía en las zonas de extracción de petróleo y gas.
Durante varias décadas Cerro Sombrero fue un lugar privilegiado, contando con un cine con 537 butacas, un enorme polideportivo, y una iglesia. Es un ejemplo de la llamada «Arquitectura del petróleo», que hoy en día se encuentra en un estado bastante descuidado.
El Parque del Pingüino Rey en Tierra del Fuego
La tercera parada del día, y la más esperada, es en el Parque del Pingüino Rey. Éste, está situado en Bahía Inútil, a poco más de una hora de Cerro Sombrero.
Bahía Inútil recibe este nombre debido a que era un lugar complicado para su acceso en barco, además de ser unas aguas en las que no se podía pescar. Curioso, pero cierto, aunque no para un grupo de Pingüinos Rey que en 2010 pudieron acceder hasta allí sin problemas, y quedarse a vivir.
El Parque del Pingüino Rey es una zona de propiedad privada. En un intento por proteger a estos visitantes, la familiar propietaria del terreno decidió limitar la entrada de personas. Además crearon una serie de caminos y miradores en los que se puede observar a los pingüinos sin que estos se sientan intimidados por la presencia humana.
El Pingüino Rey es un ave migratoria, cuyo nombre científico es Aptenodytes Patagonicus. Habitualmente viven en otros lugares más al sur, como la Antártida o en las islas subantárticas. Aunque no es la primera vez que estos pingüinos llegan al continente americano, tampoco a Bahía Inútil, pero al parecer durante décadas decidieron tomar otro rumbo.
La visita duró una hora. Es el tiempo que pudimos pasar contemplando a los Pingüinos Rey, ya que debíamos emprender el camino de regreso a Punta Arenas.
Lo mejor de la visita al Parque Pingüino Rey es, obviamente, ver a los pingüinos. Lo peor, el fortísimo viento que impedía mantener estable la cámara de fotos.
El precio de entrada al Parque Pingüino Rey es de 12.000 pesos chilenos por persona.
Más información sobre el Parque del Pingüino Rey
Visita a la ciudad de Porvenir y regreso a Punta Arenas
Hora y media de autobús más tarde llegamos a una de las ciudades más australes de Chile: Porvenir.
Porvenir es un pequeño municipio de unos 6.000 habitantes. Sus principales atractivos son la Costanera, la Plaza de Armas, la Plaza de los Selknam y el Museo Provincial Fernando Cordero Rusque. En este museo, que no dio tiempo de ver, hay una interesante exposición sobre la historia de los Selknam, los habitantes originarios de Tierra del Fuego, que desaparecieron con la llegada de los nuevos pobladores.
Tras un par de horas de interminable navegación por el Estrecho de Magallanes, con el único aliciente de una espectacular puesta de sol, llegamos ya casi de noche a la ciudad de Punta Arenas.
Tocaba buscar algo de cena y descansar. Fue un día largo e incómodo, muchas horas de autobús y barco, y muy poco tiempo viendo pingüinos, pero mereció la pena.
