El Columpio es uno de los restaurantes bonitos que han abierto sus puertas en Madrid en los últimos tiempos. Se encuentra en el barrio de Chamberí, concretamente en la zona de Almagro, que últimamente se está poniendo de moda. Tras haber leído comentarios de todo tipo y haber visto muchas fotos, tuve la oportunidad de ir a comprobar si realmente era tan bueno y bonito como decían.
Se trata de la última apuesta de un experto en temas de hostelería, Esteban Arnáiz, quien ya ha logrado el éxito con «Le Cocó«, su primer local, y a quien tuve el gusto de conocer hace ya un montón de años en Valencia, cuando el aún ni se podía imaginar que sería el propietario de dos restaurantes de moda en Madrid, ni yo que algún día terminaría viviendo aquí y cenando en uno de ellos.
Un restobar con un columpio y una decoración especial
Esteban nos contó que en El Columpio quería seguir la misma línea que le había funcionado en Le Cocó, su otro restaurante en Chueca, pero adaptando algunas cosas al público que frecuenta la zona, posiblemente más interesado en platos de cuchara, especialmente en invierno, como las Verdinas con butifarra negra, cigalas y tallarines de calamar.
Lo que me llama la atención de El Columpio es su amplitud. En cualquier otro restaurante habrían metido 10 mesas más, pero Esteban prefiere tener ese espacio libre entre mesas y que la gente esté cómoda cenando a gusto hablando con su pareja o amigos sin tener que elevar la voz para hablar más alto que la mesa contigua. Además, por ejemplo, en una de las paredes de la sala principal, de ladrillo visto pintado de blanco, hay una larguísima estructura metálica salpicada de plantas y en su lugar bien podrían haber cabido cuatro o cinco mesas más, pero entonces no sería El Columpio, sería un restaurante como otro cualquiera, y no molaría tanto cenar allí.
La decoración ha sido obra de la interiorista Marta Banús, quien ha sabido llevar a la zona de bar una escena que recuerda al lugar natal de Esteban, con un columpio que podemos encontrar en la entrada, en la zona de la barra junto a la escalera que baja a los baños. Luego en el comedor está «la city», con sillas de colores, lámparas antiguas rescatadas del rastro, algunos sofás y, como comentaba, mucho espacio. Y al final un ambiente más de verano con una barra de cócteles.
Comida para todos los gustos y todos los bolsillos
A El Columpio puedes ir a desayunar, comer, cenar o a cualquier hora a tomar unas cervezas, vinos o cocktails, ya que no cierra en todo el día desde las 9 de la mañana, de lunes a domingo.
Cuando te sientas en una de las mesas de El Columpio, mientras decides qué pedir y te van trayendo la bebida, te dejan en la mesa un gran cubo de mantequilla francesa y tostadas, ideal para acompañar a una copa de vino, o a la cerveza. Esta, por cierto, se trata ni más ni menos que la Casimiro Mahou, que ya había podido probar anteriormente pero que siempre es un gusto repetir. Para mi gusto la mejor de las Casimiro Mahou es la Marcenado, aunque en El Columpio sólo sirven la Amaniel y la Jacometrezo, por lo que yo opté por esta última.
Los entrantes fueron variados. Pedimos unos Bastones de berenjena con miel de flores, Ravioli de gamba fresca con crema de marisco y cebolla frita, y Torrija con «Pantumaca» y anchoa de Santoña. Si tuviera que elegir uno de ellos sin duda serían los Bastones de Berenjena, aunque la Torrija resultó muy interesante y los Ravioli también los recomendaría.
Aclarar que el contenido de los platos habitualmente es más generoso de lo que se ve en las fotos, ya que nos sirvieron medias raciones con el fin de que pudiésemos probar más platos, aunque en la carta no figura la opción de media ración.
Pasamos a los segundos, donde degustamos un Lomo de buey y gratín y un Cochinillo confitado con peras al vino. Aunque los dos estaban muy buenos, me quedaría con el segundo, muy bien gratinado y sabroso por tan sólo 15,50€. El buey, por 14,00€ tampoco estaba nada mal, buena cantidad, buen sabor y en su punto, acompañada de patata.
Y el postre: Tarta tatín con helado artesano de menta. Yo no soy muy fan de la menta pero fue la recomendación que nos hizo Esteban y he de decir que la mezcla de la tarta con el helado estaba realmente buena.
Todo rico, ¿verdad?. Además pudimos ver que en general los precios de la carta no son caros, por lo que cualquiera puede salir a cenar a un restaurante bonito de Madrid sin arruinarse. De media puede salir una cena bien por unos 20/25€ por persona. Por ejemplo, yo me quedé con ganas de probar los tentáculos de calamar crujientes, o las verdinas con butifarra que mencioné más arriba.
Quizá lo menos llamativo de todo es la presentación de los platos, sencilla, pero bien, en vajilla con aires retro y sin muchas filigranas.
El secreto del éxito
Sin duda el secreto de El Columpio está en el buen trato de todo el personal de sala, la cercanía y pasión de un propietario al que no se le caen los anillos al pasar mesa a mesa preguntando si todo está correcto o retirando algún plato, una carta con productos de calidad a precios ajustados, el buen gusto por la decoración, o las tartas caseras que tienen una pinta increible. Después de esto, estoy deseando ir a Le Cocó, y por supuesto volver a El Columpio a probar los platos de la carta de verano.
¿Dónde está El Columpio?
En la Calle Caracas, número 10 de Madrid. Metro Alonso Martínez.
Teléfono: 918 276 077.
Horario: Domingo a lunes: 9:00 a 24:00h. Jueves a Sábado: 9:00 a 2:00h.
Web: elcolumpiomadrid.com