Una de las rutas más bonitas que he hecho por la Sierra Madrileña es la que me llevó a ver el Arroyo del Sestil del Maíllo y la Chorrera de Mojonavalle, en el Puerto de Canencia. Ya había estado allí hace un par de años pero sin saberlo seguí otra ruta mucho menos interesante y bonita que esta.
Para subir al Puerto de Canencia es necesario ir en coche. Hay un aparcamiento con una zona de mesitas para poder comer y una fuente con fresca agua de la sierra.
Justo cruzando la carretera empieza el camino con una pequeña pendiente, rodeado de enormes bloques de granito cubiertos de musgos y líquenes. Se trata de una ruta sencilla por pistas cómodas y apta para cualquier persona que pueda aguantar un par de horas caminando.
Tras unos minutos caminando se llega a la Casa del Hornillo, un antiguo Centro de Educación Ambiental que supuestamente está cerrado por reformas, aunque no tiene pinta de que se vaya a reabrir pronto. Desde aquí hay unas buenas vistas panorámicas de la sierra.
Una vez allí hay dos opciones, o seguir por el camino ancho en busca de la parte alta de la cascada o buscar a la derecha un camino más estrecho que lleva a la parte baja. Yo opté por la segunda.
Lo bueno de ir al principio de la primavera, y más este año tan lluvioso, es que está todo lleno de agua, hay mucha humedad y por la mañana zonas heladas que le dan un toque mágico al paseo. Pero incluso en verano puede ser un paseo agradable pues vas prácticamente todo el camino a la sombra.
Las dos horas de paseo se multiplican por dos cuando empiezo a ver pequeños saltos de agua y saco el trípode para inmortalizar esas corrientes con bonitos efectos seda.
Continué caminando, escuchando cada vez con más fuerza el sonido inconfundible del agua cayendo. Poco después llegué a la cascada. Se trata de un impresionante salto de agua de más de 50 metros de altura. No imaginaba semejante espectáculo tan cerca de Madrid.
Una bonita opción para continuar es bajar bordeando el arroyo. Puesto que quería seguir haciendo fotos de esos pequeños saltos de agua opté por improvisar hasta un punto en el que notas que te desvías de la trayectoria lógica del camino, por lo que subí a buscarlo apartándome del cauce.
Un poco después hay un cruce de caminos, con indicaciones que nos llevan a ver algunos árboles singulares. Si se elige ir hacia abajo se baja a la carretera, por la que tendremos que caminar un rato admirando un bosque de abedules, llamado el abedular de Canencia, hasta llegar al punto de inicio. Si se opta por subir vuelves al camino inicial, casi al principio, por lo que ya estás cerca del aparcamiento.
La Sierra de Madrid está plagada de bonitos rincones como este que merece la pena descubrir en cualquier época del año. Pronto os traeré algunos más.
6 Comments
Manolo Pérez
Me quedo con las fotos de los paseos y el «deshielo». Para mi gusto demasiadas fotos con efecto seda 😉
Manolo Pérez
Que no quiere decir que no sean bonitas, lo son todas, sobre todo las de las cascadas, en una de ellas parece que un fantasma recorriera el río
Victor Ferrando
Bueno, es que pasé la mayor parte del día con el trípode fotografiando estos saltos de agua, la mayor parte de las fotos son así, y molan, aunque igual faltan más del resto del paisaje o detalles de otras cosas… A la próxima!
Any
Que te voy a decir yo…. sobre fotos de agua????’ si sabes que son mis preferidas, y que el efecto seda para una piscis imaginativa es ….. genial. Alguna congelada no habría estado mal, pero yo…. me quedo con todas 🙂 como siempre geniales Víctor. Un besino
Arantxa
Hola!!!! Cuánto tiempo sin leerte!!! Menos mal que ya hoy he tenido un ratito. QUÉ PASADA DE FOTOS, enhorabuena. El lugar ayuda, pero vamos que si voy yo ya verás como parece otro sitio jajaja.
La verdad que desconocía totalmente este sitio y me parece una buena opción para escaparse un día.
Un abrazote 🙂
Victor Ferrando
Hola! Qué liados vamos todos, jeje. Muchas gracias! Sí, el lugar es una pasada y seguro que si vas haces fotos chulas, aunque para el efecto seda necesitas una reflex con trípode… si la tienes, puedes hacerlo! 🙂
Muy recomendable en cualquier época, seguro que incluso en verano a la sombra se está genial allí.
Un abrazo!