Como ya avancé en mi resumen viajero del 2015, uno de los últimos destinos nacionales del año pasado me llevó a conocer algunos bonitos rincones del interior de la provincia de Burgos, pero especialmente de su subsuelo. Yo, que tengo vértigo y algo de claustrofobia, jamás pensé que haría algo como espeleología , y posiblemente si no me hubieran llevado hasta la angosta entrada de la Cueva de Fuentemolinos no lo habría probado nunca, pero ahora, a pesar de que en algún momento no lo pasé muy bien, he de decir que me encantó hacerlo pues lo que se puede ver en el interior de una cueva es realmente bonito.
Espeleología en la Cueva de Fuentemolinos
Tras unos breves consejos sobre la actividad que íbamos a realizar, y tras enfundarnos un traje con el que proteger nuestra ropa, unas botas altas de agua, y un casco y arnés de seguridad, trepamos hasta la entrada de la cueva. La entrada, una diminuta gatera por la que obviamente has de entrar arrastrándote por el suelo, nos asustó por completo a todos los asistentes, pero el guía nos convenció de que no pasaba nada y que teníamos que entrar.
El agujero de entrada mide apenas medio metro de alto, y sólo seis metros de profundidad, pero es muy agobiante y parece que no va a terminar nunca. Además, hace una pequeña curva y, cuando crees que ya estás dentro del todo, aún quedan otros veinte metros por los que has de ir agachado o a cuatro patas. He de reconocer que lo pasé muy mal y cuando llegué al final del pasillo tenía las pulsaciones disparadas, pero traté de tranquilizarme y quitarme de la cabeza que un rato más tarde tendría que volver a pasar por allí para salir.
Una vez pasado el susto, sólo quedaba disfrutar. Hacer fotos en un lugar completamente oscuro, únicamente iluminado por las pequeñas linternas de nuestros cascos, es realmente complicado, pero realmente merece la pena intentar hacerlas. Algún día me gustaría regresar con un trípode y tiempo suficiente para realizar un buen reportaje fotográfico sobre esta magnífica cueva.
La Cueva de Fuentemolinos tiene una antigüedad de unos 35 millones de años, y una profundidad de unos cuatro kilómetros, aunque nosotros no llegamos ni a la mitad. Se trata de la quinta cueva más grande del mundo formada de conglomerado calizo, y en su interior hay tres niveles. El nivel inferior es por donde se accede y por él discurre un río subterráneo por el que iremos caminando casi todo el tiempo. Los otros dos niveles son de difícil acceso aunque seguramente sean los más bonitos de la cueva.
Miles de estalactitas, estalagmitas, helictitas, y otras formaciones rocosas nos acompañan durante todo el recorrido. La sala más espectacular es la llamada Catedral, y no es para menos pues es una de las más altas y en las que más concentración de estas formaciones encontramos.
La actividad completa dura entre tres y cinco horas. Durante este tiempo vivirás sensaciones de todo tipo, en algunos momentos estarás maravillado y en otros estarás deseando salir de allí, pero lo que es seguro es que cuando todo termine y vuelvas a atravesar el horrible agujero de acceso, solo recordarás lo increíblemente bonito de su interior, quedando el estrés como algo puramente anecdótico.
Una vez fuera, con el buzo, el arnés y el casco quitados, Sergio, el guía, me preguntó si volvería a entrar, y mi respuesta fue clara: SI.
Recomendaciones de seguridad para entrar en una cueva
Yo no soy un experto en estos temas, pero si algo me quedó claro de la visita a la Cueva de Fuentemolinos, es que no se puede entrar a estos sitios sin el equipamiento adecuado ni sin la compañía de un guía profesional. Además, en el supuesto de que tengamos experiencia en espeleología , algo imprescindible a la hora de realizar una actividad de este tipo es que avisemos a alguien de que vamos a introducirnos en una cueva, pues si algo pasara y no diéramos señales de vida en unas horas, sabrían dónde buscarnos.
Para ahorrarse problemas, lo mejor es contratar los servicios de una empresa que se dedique a la espeleología. En nuestro caso, visitamos la Cueva de Fuentemolinos con Beloaventura, y Sergio, nuestro guía, además de mostrarnos todo lo que le dio tiempo en las aproximadamente tres horas que estuvimos en el interior de la cueva, hizo que nos olvidásemos del miedo y disfrutásemos en todo momento de la experiencia.
Más información
Beloaventura
Teléfonos: 670 691 173 / 947 580 326
Precio: 35 euros por persona. El precio incluye equipamiento completo, entrada a la Cueva de Fuentemolinos, sguro de responsabilidad civil y de asistencia médica.
Duración: de 3 a 5 horas
Visita a las minas de Puras de Villafranca
Aunque menos espectacular que la cueva, otras de las actividades que realizamos fueron la visita a varias minas de manganeso de Puras de Villafranca.
Durante años, este mineral fue muy importante y la explotación de las minas en la zona impulsó el crecimiento de algunas zonas rurales, aunque en muchos casos a costa de la salud de los trabajadores de dichas minas. Adentrarse en ellas permite conocer cómo era la vida de la gente en aquella época, y hacerse una idea de las duras condiciones de trabajo del minero, quien pasaba horas en un ambiente cargado, lleno de polvo, con muy poca luz, y con el peligro de derrumbes o intoxicaciones por gases.
Durante más de 150 años estuvieron activas hasta que en los años 60 del pasado siglo la producción cesó, bien por falta de material o de rentabilidad. En la actualidad se pueden visitar dos minas de manganeso, la Mina Pura y la Mina El Comienzo, pero en la zona además hay varios edificios que se han restaurado y complementan la visita.
Más información
Web: Minas de Puras
Precio: 5 euros por persona.
2 Comments
Diabarama
Se ve muy bien esa cueva! Había muchas chimeneas? porque, quitando el agua, no salísteis muy sucios, parece muy amplio y muy bonito. Una pasada, qué envidia!!
Victor Ferrando
Salvo el agua y arrastrarnos por la entrada, no trepamos mucho, pero tampoco entramos todo lo que se podría entrar.