Uno de los lugares que más ansiaba conocer en mi primer viaje a Japón era Arashiyama. Tras una fascinante semana en Tokyo nos desplazamos hasta la isla de Miyajima e Hiroshima, para después poner rumbo a la ciudad de Kyoto, donde se encuentran algunos de los templos más interesantes de todo el país y otros lugares realmente fascinantes, como el famoso bosque de bambú que es visita indispensable en cualquier viaje al país del sol naciente. Sin embargo, cuando por fin llegué hasta Arashiyama y me encontré con la inmensa marabunta de turistas que lo invadían todo, pasó de ser el lugar más deseado a ser uno de los más decepcionantes. Pero no todo fue tan negativo, al final pude hacer algunas buenas fotos y disfrutar del lugar, aunque me encantaría volver en otra época, o a alguna hora donde todo aquello esté desierto, ¿será posible?
El paseo por Arashiyama comenzó temprano. Como todos los días que estuvimos en Japón, para aprovechar las pocas horas de luz del día intentábamos madrugar el máximo posible y salir del hotel temprano, pues estábamos a primeros de octubre y en esas fechas anochece sobre las 17:30 horas. Aspirábamos a ver monos, templos, Maikos y bosques de bambú, y aunque conseguimos casi todos los objetivos, las Maikos no aparecieron por ningún sitio este día.
Algunos de los lugares más interesantes que ver en Arashiyama
El Puente de Togetsukyo o puente de la luna
Lo primero que hicimos nada más llegar a Arashiyama fue poner rumbo al puente Togetsukyo. Se trata de un puente de madera que cruza el río Hozu y que has de cruzar si quieres tener una de las vistas más bonitas de los bosques que rodean la ciudad. Cuando estos bosques comienzan a cambiar de color, poco antes de la llegada del frío invierno, el puente se llena de gente admirando el espectáculo del otoño en Japón. También cruzarás el puente si quieres, como nosotros, ir a ver macacos japoneses en la reserva Iwatayama.
Iwatayama Monkey Park, la montaña de los macacos japoneses
En las colinas de Arashiyama se encuentra el Parque Natural de los monos Iwatayama, un lugar que de entrada puede parecer poco interesante teniendo en cuenta todo lo que Kyoto tiene para ver, pero que te hará pasar un rato divertido desconectando de tanto templo. Los monos, macacos japoneses, que llaman la atención por su cara roja, son aparentemente inofensivos y caminan en total libertad por la zona, por lo que es posible que durante los 20 minutos de subida nos encontremos con alguno. Conviene saber que si los miras fijamente a los ojos se lo tomarán como un desafío y te amenazarán con gritos y saltos mientras enseñan la dentadura. Da un poco de miedo, así que intenta evitarlo y te ahorrarás sustos y problemas.
En lo alto de una de las colinas, además de un bonito mirador con excelentes vistas de la ciudad, hay un pequeño recinto acondicionado para que los visitantes puedan dar de comer a los macacos. Al contrario que en un zoo, los que están encerrados en una jaula son los humanos, y los monos acuden a las ventanas enrejadas para cazar algo de alimento extra de unas bolsitas que venden allí mismo y que cuestan 100 yenes. En el exterior, los cuidadores se encargan de controlar a monos y personas y, cada cierto tiempo, premian a los macacos con un poco de comida para que los visitantes podamos ver un buen grupo reunido y tranquilo. Luego de la comida se irán dispersando, algunos se subirán a una rama a descansar y unos pocos se quedarán allí posando para las fotos.
La entrada al Iwatayama Monkey Park cuesta 550 yenes y el horario es de 9:00 a 17:00 horas en verano, y hasta las 16:00 horas en invierno.
Templo Tenryu-ji
En Arashiyama hay varios templos que podemos visitar. Nosotros nos decantamos por ir a uno de los más famosos, el Tenryu-ji Temple, que está de regreso a la ciudad desde el parque de los monos y es uno de los varios templos de Kyoto declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fundado en el año 1339, su nombre significa Templo Celestial del Dragón, y está formado por varios edificios de gran belleza.
Rodeando casi por completo el templo Tenryu-ji hay un bonito jardín Zen construido en el siglo XIV y que, al contrario de lo que sucede con la mayoría de los templos de Japón, se ha mantenido practicamente intacto hasta nuestros días a pesar de guerras y catastrofes naturales. Tal vez la primavera y el otoño le sienten mucho mejor a este jardín que la época en que lo visitamos nosotros, a final de verano, pero aún así resulta un lugar muy bonito.
Al otro lado de las vías del tren que atraviesa Arashiyama hay más templos interesantes de visitar, como el Daikaku ji, Gio ji, Adashino Nenbutsu ji, o la antigua residencia de un famoso actor japonés llamada Okochi Sanso Villa, pero nuestro objetivo ese día, además de ver macacos, era el bambú.
El bosque de Bambú Sagano de Arashiyama
Uno de los lugares más famosos de Kyoto, y de todo Japón, es el Bosque de Bambú Sagano de Arashiyama, y no es para menos pues durante un buen rato caminarás por un pequeño camino rodeado de miles de verdes troncos de bambú que se juntan a más de 20 metros de altura dejando pasar la luz del sol entre sus hojas.
Lo que tiene de bonito lo tiene de complicado para los amantes de la fotografía pues los rayos de sol que se cuelan entre los árboles harán que te vuelvas loco con los ajustes de tu cámara para evitar que se queme el cielo o que quede demasiado oscuro el camino, y los miles de turistas haciéndose selfies te desesperarán. Si quieres tomar una buena foto sin gente por medio, tendrás que aliarte con otros fotógrafos interesados en lo mismo y, literalmente, cortar el tráfico durante unos minutos.
Dentro del bosque de bambú hay un pequeño santuario sintoísta llamado Nonomiya Shrine, cuya entrada es gratuita y en el que bien merece la pena pasar unos minutos.
El tren Sagano Scenic Railway
Se trata de un tren muy especial que une las estaciones de Torokko Arashiyama y Torokko Kameoka en un trayecto de una media hora atravesando bosques en un recorrido paralelo al río Hozu. Circula aproximadamente un tren cada hora entre las 9:00 y las 19:00 horas y el precio por persona es de 620 yenes.
También es conocido como Sagano Romantic Train, y en otoño, como sucede en toda la zona, es muy frecuentado por turistas en busca de las mejores estampas de bosques en todo su esplendor.
Cómo llegar a Arashiyama desde el centro de Kyoto
Para llegar a Arashiyama desde Kyoto hay varias opciones. Las más frecuentes son el tren JR Sagano Line que llega hasta la estación Saga Arashiyama en una media hora, y el autobús de la línea 11 que también sale desde el centro de la ciudad. Otra opción es llegar hasta Kameoka y desde allí ir hasta Arashiyama en el Romantic Train.
El día terminó regresando a Kyoto al atardecer, cansados de tanto caminar y con la sensación de que nos dejábamos algunas cosas por ver, pero como siempre suelo decir, esto es la excusa perfecta para regresar, en un futuro viaje a Japón, y tratar de ver nuevamente la maravilla de bosque de bambú, además de impregnarme un poco más del ambiente de las callejuelas de Arashiyama.
4 Comments
Vicente Ferrando
Estupendo reportaje fotográfico y descriptivo. Espectacular el bosque de bambú. Lastima que, como tu, haya tanto turista pero estamos en la época de la globalización y esto se nota en todos los sentidos.
Victor Ferrando
Pues sí, cierto, yo también era uno de los miles que estaba ejerciendo de turista aquel día, y también me hice algún selfie, pero es exagerada la cantidad de gente que había en casi cualquier lugar de los llamados imprescindibles de Japón. Me planteé incluso regresar al día siguiente a las 7 de la mañana para intentar hacer alguna foto sin nadie…
Me alegra que te haya gustado ¡Gracias!
Antonio Quinzan Bueno
Imprescindible visita para cualquiera que llegue a Kyoto. Como siempre, avalancha de imágenes que me hicieron viajar de nuevo hasta allí 🙂
Victor Ferrando
Para mi era uno de los lugares que tenía que visitar sí o sí en mi viaje a Japón. Ya sabía que te traería buenos recuerdos 🙂