Es inevitable pensar en Bilbao y que tu cabeza no relacione inmediatamente esta ciudad con el Museo Guggenheim. Hace unos años, un arquitecto me habló sobre lo que había supuesto este edificio para la ciudad añadiendo la siguiente frase: «hoy en día, todas las ciudades quieren tener su Guggenheim porque todo el mundo quiere ir al Guggenheim». Una gran verdad. Este edificio es a Bilbao lo que la Ciudad de las Artes y las Ciencias a Valencia, por ejemplo, algo que ha devuelto la vida a una ciudad que no tenía apenas interés para el resto del mundo y que ahora todo el mundo desea conocer. Aunque hay muchas más cosas que ver en Bilbao, claro está.
Qué ver y qué hacer en Bilbao y alrededores
Visitar el Museo Guggenheim
Tras casi cuatro horas de viaje y 21€ de peaje llegué a la ciudad bastante temprano. Lo primero tras aparcar y visitar la oficina de turismo fue ir al museo a visitar esa obra que marcó el inicio del cambio en la ciudad. Creo que es la mejor manera de entender dicho cambio. La entrada normal cuesta 13€ e incluye un audioguía, que yo casi nunca cojo. No se permiten hacer fotografías de las obras de arte, aunque sí del interior del edificio y la estructura, tanto desde abajo como desde los pasillos y balcones.
Los alrededores del museo son bastante interesantes, están la famosa Araña y el perro Puppy, y rodeado de edificios, paseos y jardines bastante modernos.
Sin embargo, después de la visita al museo y un paseo por la bonita orilla de la Ría del Nervión, me encontré con la zona de San Francisco y Cortes, que si bien puedo decir que no tuve el más mínimo problema en el, he de reconocer que impresiona un poco al pasar por sus calles.
Además, la primera impresión, y en esto parece que mucha gente coincide conmigo, es que Bilbao es una ciudad fría, gris, sin vida. Pero esa impresión cambia al llegar el mediodía y ver a la gente en los bares, tomando los primeros pintxos, vinos y cervezas.
Pasear por la Ría del Nervión
La tarde es aun más animada, por donde vayas encuentras gente paseando o tomando algo, y cuanto más se acerca la noche más vida hay en la ciudad. Además los colores de la luz solar sobre sus edificios y los reflejos en el agua de la Ría se encargan de borrar por completo el gris matinal.
Merece la pena pasear por cualquiera de las dos orillas de la Ría del Nervión o Ría de Bilbao y cruzar los puentes del Arenal, Euskalduna, La Salve o el polémico puente de Santiago Calatrava llamado Zubizuri.
En el Puente de la Salve hay un impresionante mural de unos 1000 metros cuadrados que fue creado en favor de la reflexión, la memoria y la tolerancia.
La Alhondiga y la Torre Iberdrola
La Alhondiga es otro de los edificios que figuran en la lista de imperdibles. Conserva su fachada original pero su interior ha sido totalmente renovado por el arquitecto Philippe Starck, creando en su interior un complejo con cines, gimnasio, piscinas, auditorio y una sala de exposiciones con obras de arte de lo más raro que puedas imaginar. Personalmente creo que es algo que me podía haber saltado.
Por el centro se puede pasear por la zona de Abando y subir por Lopez de Haro hasta el Parque de Doña Casilda de Iturriza. Al lado está la Torre Iberdrola, que es un moderno edificio de 41 plantas diseñado por el arquitecto argentino César Pelli.
El rascacielos de cristal azulado se puede ver desde practicamente cualquier parte de la ciudad.
De Pintxos por Bilbao
Una de las mejores cosas que puedes hacer si andas por Bilbao es comerte unos pintxos en algunos de los muchísimos bares de la ciudad. Por ejemplo, recomendaría El Globo, o el Café Iruña, pero hay muchos más. En el primero comí cuatro ricos pintxos y dos copas de vino por poco más de 10 euros, muy recomendable el de Txangurro. Y en el segundo, cuya decoración te transporta a otra época, por unos 12 euros tres pintxos y dos cañas.
Además Cristina del blog Viaja en mi Mochila, que es una buena conocedora de Bilbao y sus bares, me recomendó que entrara a cualquiera de los bares que hay por la Calle Ledesma, cerca de los dos que dije antes, o en el Casco Viejo la Calle Santa María por las Siete Calles, donde también hay muchos sitios interesantes donde tomar unas cañas o picar algo.
Opciones para dormir en Bilbao
Para dormir elegí una opción económica y relativamente céntrica: la Residencia Blas de Otrero. Estaba bastante bien aunque la zona no es excesivamente buena, y menos si te paseas con una cámara reflex al cuello y una mochila con varios objetivos. A pesar de todo no tuve problemas como ya dije antes. De todas formas si prefieres una alternativa diferente para dormir en Bilbao puedes mirar el Barceló Nervión que está situado entre la pasarela de Calatrava y el Paseo del Arenal.
El puente Vizcaya y el Puerto de Porgulete
Tras unas horas de descanso, amaneció el segundo día lluvioso y gris. Como cuento en este otro artículo sobre qué ver en Bilbao en un día de lluvia, la lluvia en esta ciudad es habitual y lo mejor que puedes hacer si te encuentras con un día así es salir a la calle y disfrutar de la ciudad casi de la misma forma que si no lloviera. Y eso hice, a pesar de la lluvia tomé un buen desayuno y me fui a visitar una de las cosas que más ganas tenía de ver: el Puente Vizcaya. Aunque la mejor opción es ir en metro, yo decidí ir en coche, aparcar en el Puerto de Santurtzi y dar un paseo por los muelles hasta llegar al famoso puente.
El Puente Vizcaya, o Puente Colgante, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el año 2006 tras más de 100 años funcionando. Desde el año 1999 se puede acceder a la parte superior y se renovó el transbordador.
Paseando por allí, un señor me llevó hasta un punto concreto a realizar la siguiente foto que, según el, es la mejor foto de Portugalete.
En el transbordador pueden ir personas y vehículos, o se puede subir en los ascensores panorámicos que cuestan 7 euros y recorrerlo desde arriba a pie. Obviamente no podía perderme semejante espectáculo a pesar del vértigo, pues está mucho más alto de lo que parece. El mismo billete para atravesarlo por arriba te sirve para volver en el transbordador.
Después de un paseo por Las Arenas, en la otra orilla, volví a cruzar, esta vez en el transbordador y regresé paseando hasta el coche para poner rumbo de nuevo a Bilbao.
Bilbao desde las alturas
El siguiente objetivo fue el Funicular de Artxanda, que por 0,95€ el trayecto te sube hasta el monte Artxanda, donde hay un mirador con las mejores vistas de Bilbao. La única pega, el rato que estás esperando a que el Funicular se ponga en marcha, pero las vistas bien merecen la pena la espera.
Al bajar de nuevo a la ciudad, una recomendación interesante para comer es el Restaurante Mandobide, en la misma Plaza del Funicular. Es un sitio de platos combinados, bocadillos y raciones, de precio normal, pero donde tratan a los clientes especialmente bien.
Qué ver cerca de Bilbao
Después de comer, y para rematar un fin de semana muy intenso, fui a San Juan de Gaztelugatxe. En este islote, situado a unos 40 minutos en coche desde Bilbao, hay una ermita del siglo X a la que se llega tras cruzar un estrecho puente que une la isla con la costa y subir 231 interminables escalones.
Aunque ya hayas escuchado maravillas y visto cientos de fotos de San Juan de Gaztelugatxe, estar allí en persona impresiona mucho más de lo que te puedas imaginar. Es uno de estos lugares a los que hay que ir por lo menos una vez en la vida.
Después de revisar lo que acabo de escribir, y sobretodo de ver las fotos que he seleccionado, que no son pocas, me pregunto: ¿Donde está la ciudad gris? ¡Yo veo mucho color!.
En definitiva, tras la primera impresión, después de patearla, saborearla y fotografiarla, Bilbao es una ciudad que me ha acabado gustando bastante, aunque no tanto como esperaba. Se come bien, hay muchas cosas interesantes que ver, y fotográficamente ha resultado muy interesante, así que habrá que volver a conocerla más a fondo y ya de paso ver más lugares interesantes en los alrededores.
10 Comments
Marta A.
Qué suerte tuviste subiendo a Artxanda!! Menudas vistas!! A mí me tocó lluvia y niebla 🙁
Y a San Juan de Gaztelugatxe tengo muchísimas ganas de ir!!! Es un lugar preciosísimo.
Victor Ferrando
Jajaja, recuerdo tus fotos del monte Artxanda pasando por mi Photoshop en un intento de salvarlas… pero claro, es imposible arreglar un día de niebla y lluvia. A mi el domingo me amaneció así, hasta estuve tentado de pillar la maleta y volverme para Madrid y cuando decidí quedarme no quise subir al mirador hasta que no se arregló un poco el día.
Sobre San Juan de Gaztelugatxe solo puedo decir que es impresionante, has de ir!
Un saludo!
Javier Domingo
Toda la España atlántica no es que sea gris, de hecho está llena de color. Lo que es gris, para los que somos de la España soleada y luminosa, es su luz. Allí el sol es tímido, sale poco y como pidiendo perdón. La luminosidad es tenue. Ojo, quizá es lo mejor para hacer fotos, porque elimina muchas sombras y contraluces… Por cierto, ¡yo quiero hacer fotos así, coño!
Victor Ferrando
Todo el norte está lleno de color, desde un avión ves todo verde salpicado de algo de rojo por los tejados de los pueblos y algunos claros en las zonas montañosas, pero hay mucho color. Aunque efectivamente la luz es diferente a la del centro o la del sur, mucho más intensa.
Pues el secreto está en salir mucho a hacer fotos y luego estudiarlas para ver qué no ha salido como esperabas. Practicar sin parar y sobretodo, en la calle, aprender a mirar a todos lados buscando cualquier detalle que normalmente pase desapercibido. Al final las fotos salen 😉
Gracias, un saludo!
Manolo Pérez
Vaya porrón de fotos!!!! 😛
Tengo cuasi las mismas que tu del Guggenheim… De Bilbao no tengo tantas… La que parece una huella mola mogollón 😀
Ya sabes que yo soy muy raro y tal vez habría planteado dos post (o tres) viendo la características de las fotos… Una del Guggenheim, otra de la ciudad y luego está la costa 😛 Pero ya sabes, que yo estoy muu loco 😛
Aún así, he de decir, siendo fieles a la verdad) que no se hace nada pesado leer el post, aunque si que he echado de menos ver en grande algunas fotos, como por ejemplo las de los carteles 😉
Victor Ferrando
Bueno, es que poniendo todas las fotos en tamaño grande sí que quedaba demasiado largo, jejeje. Me alegro de que no se te haya hecho pesado, ya sabes que a veces dudo sobre estas cosas… pero en este caso me pareció que debía ser así, y no partirlo en dos.
Sobre hacer varios post, seguramente luego haré uno del Guggenheim, otro del Puente Colgante y otro de San Juan de Gaztelugatxe, pero poco a poco 😉
Gracias! 😀
Antonio Quinzan Bueno
Estupendo reportaje fotografico, bueno, bueno de los buenos. Muy bien aprovechada esa estancia tan corta en Bilbao. Y vuelvo a repetir, me han gustado mucho las fotografias.
Un abrazo
Victor Ferrando
Muchas gracias Antonio, me alegra muchísimo que te haya gustado otro de mis reportajes. Cierto es que fue una estancia corta, pero muy intensa, como la mayoría de las escapadas que hago últimamente, no descanso hasta que ya no puedo más! No me imagino lo que podría hacer si tuviera la suerte de viajar tanto como tú… 😉
Un abrazo!
Calíope VyV
Espectaculares fotos de Bilbao, una de mis ciudades norteñas favoritas. El Puente de Vizcaya es una maravilla, tengo que volver porque perdí todas las fotos que hice y me dio muuucha rabia. No conocía San Juan de Gaztelugatxe y me ha parecido un sitio precioso. Enhorabuena por tan magnífico reportaje fotográfico.
Un saludito.
Victor Ferrando
Muchas gracias! Me alegra que te hayan gustado las fotos. Espero que vuelvas a repetir las fotos que perdiste y si tienes oportunidad vayas a San Juan de Gaztelugatxe ya que es algo espectacular!
Un saludo