La segunda parte de mi última escapada a Reino Unido fue para conocer la ciudad de Manchester. No tenía grandes esperanzas de encontrar una ciudad con mucho que ver, la gente que conozco que había estado o conoce a alguien que haya estado en Manchester me comentaba que es una ciudad industrial, gris y fea, sin más atractivo que los pubs y el famoso estadio de Old Trafford. Sin embargo descubrí que tiene lugares realmente interesantes y el trato con la gente fue muchísimo mejor que en Liverpool.
Culturalmente hablando también resultó una ciudad muy interesante pues cuenta con importantes museos gratuitos como el Imperial War Museum North, la Manchester Art Gallery, el National Football Museum, o el Museum of Science & Industry, también conocido como MOSI. Por cierto que este último me encantó.
Realmente no estuve tres días completos en Manchester, pues llegamos un miércoles por la tarde y nos fuimos el viernes después de comer, pero sí que hicimos dos noches allí por lo que se podría considerar algo más de dos días, además era verano y anochece más tarde dejando más tiempo para visitar la ciudad.
La primera tarde sirvió para situarnos, fuimos caminando desde el hotel en el centro hasta la Catedral, que no pudimos visitar pues estaba en obras, para luego cruzar el río e ir por Chapel St. hasta la altura de la estación de Salford Central. Esta zona resultó no tener mucho de interés por lo que volvimos a cruzar el río dirección al centro. Fuimos callejeando durante un buen rato hasta Manchester Oxford Road, donde encontramos unas cuantas muestras de arte urbano muy interesantes.
Más tarde anduvimos callejeando hasta llegar a China Town. Creo que es imprescindible dar una vuelta por este barrio y cenar en alguno de sus restaurantes chinos. Puesto que nuestro presupuesto era bastante ajustado optamos por un buffet no demasiado caro y donde nos pusimos hasta arriba de arroz tres delicias, carnes y fritangas varias y un poco de sushi. Este último obviamente no era de demasiada calidad, pero se trataba de llenar el estómago.
El segundo día, después de un merecido descanso, lo cogimos con más ganas y nos fuimos directamente a conocer el centro de la ciudad. La primera parada de nuestra visita turística a Manchester fue la Manchester Art Gallery, que sin ser una gran maravilla tiene algunas obras de arte moderno bastante curiosas y puesto que es gratis no nos la podíamos perder.
Luego llegamos hasta la Biblioteca John Rylands de la Universidad de Manchester, cuyo interior es realmente espectacular. Se trata de un gran edificio de típica piedra rojiza en mitad de una zona de modernas oficinas, en cuya sala central existen dos grandes vidrieras que te harán pensar que estás en una catedral, pero no, allí hay miles de libros y obras tan importantes como el fragmento original más antiguo conocido del Nuevo Testamento.
Para comer optamos por integrarnos en el ambiente de la zona así que compramos unos bocadillos en un pequeño local junto a los juzgados, que comimos en la calle, sentados en un banquito de una pequeña plaza en el cruce entre Bridge St. y St Mary’s Parsonage St., rodeados de decenas de señores trajeados y señoritas elegantes que deben ser abogados, fiscales y personal del juzgado, o trabajadores de oficinas cercanas que comían y agotaban sus últimos minutos de descanso al sol.
Tras comer caminamos camiando hasta llegar al MOSI. Este es el Museo de la ciencia y la industria, que es sencillamente sorprendente. El MOSI está distribuido en varios edificios donde se muestra una gran cantidad de aparatos electrónicos, maquinaria antigua y moderna, trenes, aviones, e incluso un recorrido que simula las alcantarillas de la ciudad. Realmente merece la pena pasar unas cuantas horas visitando este enorme museo lleno de artilugios de todo tipo en antiguas naves industriales o talleres.
Tras el MOSI estuvimos haciendo fotos a la Torre Hilton, un rascacielos realmente llamado Torre Beetham y que con sus 47 plantas es todo un icono de la nueva Manchester post industrial.
Luego tocaba tomarse unas pintas para reponer fuerzas y emprender la marcha hasta la zona de Castlefield donde hay varios locales con terrazas a los canales y gran cantidad de gente tomando algo, o mejor dicho tomando cerveza. Creo que lo de tomar pintas fue la cosa más repetida durante todo el viaje, y eso que nos hartamos de caminar y ver lugares interesantes, pero parar un rato para tomar algo y refrescarse siempre sienta bien.
Despues de todo el día andando y ya agotados tras el palizón del MOSI decidimos regresar caminando hasta el centro. Como nos gustó esto de integrarnos con los locales nos sentamos en el cesped de Picadilly Gardens a descansar, tomar un rato el sol y bebernos unas cervezas que habíamos comprado en un supermercado cercano. Sí, más cerveza, y eso que la inglesa no es de mis preferidas, pero se trata de integrarse y es lo que hacían (y nosotros encantados, por supuesto). Claro que al rato apareció una pareja de policías para decirnos que no estábamos en un lugar adecuado para hacer esto. Obviamente el resto de gente que estaba bebiendo a nuestro alrededor cuando llegamos estuvo más atenta y se esfumó rápido ante la presencia policial. De repente el parque estaba medio vacío. Por suerte no hubo multa.
Para cenar no nos complicamos y fuimos a un Burger King para tratar de compensar un poco el gasto en cervezas y de paso tener WIFI gratis para socializar un poco en las redes.
El último día en Manchester decidimos salir del centro y poner rumbo hacia la zona de Old Trafford. Para nuestra sorpresa resulta que allí han construido un montón de edificios de oficinas entre los canales y un par de puentes modernos, uno de ellos atirantado en el que estuvimos un buen rato haciendo fotos. Tras un buen rato fotografiando edificios y el primero de los puentes llegamos al museo de la guerra o Imperial War Museum North. La primera impresión que tuvimos es que sería una vista rápida pero poco a poco nos fue atrapando y además el hecho de poder hacer fotos en su interior, al igual que en el resto de museos que visitamos, nos hizo pasar allí dentro más tiempo de lo que pensábamos.
Merece la pena dar un paseo por el barrio pues es todo un ejemplo de como integrar una zona industrial con canales que antaño seguramente habrían sido usados para transportar mercancías o como astilleros en una moderna zona de edificios acristalados proyectados con muy buen gusto.
Finalmente llegamos al mítico estadio, sin tiempo para una visita por su interior ya que aún teníamos que comer y volver al hotel. Una vuelta rápida por la tienda y los alrededores y fuimos a buscar un centro comercial cercano para comer algo rápido y de vuelta al hotel para recoger las maletas y preparar la vuelta a España, eso sí, tomándonos la última pinta en el aeropuerto para gastar las últimas libras que nos sobraban.
Resumiendo: Two pints please! No, en serio, Manchester es una ciudad que nos sorprendió gratamente y a la que me encantaría volver, esta vez con más calma para disfrutar más de su vida y tal vez investigar algo de su gastronomía.
2 Comments
Franco
¡Hola Víctor !
Qué sorpresa me ha dado leer (y ver) que Manchester es una ciudad bonita.
Hay ciudades de las que pocas personas hablan bien. Probablemente algunos
las visitaron hace muchos años, antes de que las renovaran y cuidaran, y los
demás nos quedamos oyendo esas historias. Gracias por compartir.
Victor Ferrando
Hola Franco,
Para mi también fue una sorpresa. La ciudad se ha reinventado en los últimos años y como comentas mucha gente se quedó con su pasado industrial y su aspecto que nada tiene que ver con la ciudad actual.
Por suerte ahora es una ciudad con mucho que ver, cuidada y con muy buen ambiente.
Espero que la conozcas pronto.
Un saludo.