Hace poco pasé un fin de semana en Bilbao, y aparte de ver la ciudad, que me gustó bastante, e ir a fotografiar el Puente Vizcaya y el puerto de Santurtzi, entre otras muchas cosas, no pude evitar acercarme a San Juán de Gaztelugatxe, un lugar que había visto en cientos de fotos y reportajes y siempre me pareció espectacular.
Gaztelugatxe es un islote cerca de las localidades de Bermeo y Baquio, a unos 45 minutos en coche desde Bilbao. En lo más alto de la isla hay una ermita dedicada a San Juan cuyo origen se remonta al siglo IX o X, y que casi siempre suele estar cerrada. Enfrente otro islote, llamado Aqueche, es un paraiso para aves marinas y en su conjunto forman un biotopo protegido que va desde Baquio hasta el cabo de Machichaco.
Durante su historia, San Juán de Gaztelugatxe ha sufrido numerosos ataques, saqueos, incendios y ha sido destruida y reconstruida en varias ocasiones, por lo que la ermita actual no es tan antigua como yo pensaba.
Lo peculiar de este sitio es que el islote está unido a la costa por un pequeño puente con dos arcos, y que para llegar a lo alto, donde está la ermita, hay que subir por una estrecha escalinata de piedra que, según dicen, tiene entre 237 y 231 escalones. Yo no los conté pero no he encontrado un sitio donde confirmen una cantidad u otra. Lo que sí tengo claro es que la subida es dura y más en pleno mes de agosto.
Además de lo bonito del camino de subida, que forma parte de un viacrucis con sus correspondientes zig zag, lo que más impresiona de San Juán de Gaztelugatxe son las vistas, que a cada tramo te hacen parar para fotografiar lo que has recorrido, lo que se aprovecha tambien para descansar un poco.
No se puede recorrer el último tramo de carretera en coche, por lo que es necesario aparcar arriba y bajar caminando por la carretera hasta el inicio de las escaleras. La bajada no es problema, pero a la vuelta se hace duro, especialmente si hace calor.
La mejor época para visitar San Juan de Gaztelugatxe es primavera u otoño, por la temperatura y también por la tranquilidad del lugar ya que hay menos turistas. Cuando yo estuve, a finales de agosto, subir la escalinata se convierte en un suplicio, pero es cierto que las impresionantes vistas te hacen olvidar rápido el calor, los sudores y el cansancio.
Hay numerosas tradiciones y creencias relacionadas con este lugar. Por ejemplo, en los huecos de las escaleras mucha gente mete los pies para curar sus callos. Al llegar arriba hay que tocar tres veces la campana para poder pedir un deseo o espantar malos espíritus. Personas con problemas de infertilidad acuden para que el santo les ayude con su problema. Los barcos realizan varios giros a babor y estribor para que el santo les de suerte en la pesca. Y muchos dejan sus sombreros o chapelas para que les curen sus jaquecas. Además, bajo los arcos del puente que une el islote con tierra firme hay varias placas recordando el momento en el que fueron arrojadas al mar las cenizas de algunos difuntos.
Por mucho que había imaginado lo bonito que era este lugar, estar allí y verlo con mis propios ojos, subir esas escaleras y contemplar el paisaje desde todos los puntos de vista posibles, fue una experiencia impresionante que recomiendo a cualquiera.
6 Comments
Maria / Lugares que visitar
Uno de mis lugares favoritos de Euskadi! Y tengo que volver, porque cuando estuve por falta de tiempo no fui andando hasta la ermita
Victor Ferrando
Es un sitio genial! Claro que has de volver, unos pintxos y una visita a Gaztelugatxe son imprescindibles 😉
Artabria
Cuando estuvimos el año pasado por Euskadi no nos dió tiempo de acercarnos, así que tenemos la espinita clavada. Después de ver tantas fotos sobre esta maravilla, tendremos que buscar hueco para verla en persona. Buenas fotos 😉
Victor Ferrando
Como ya he dicho en el post, en persona gana muchísimo! No os lo podéis perder, para mi es uno de esos sitios a los que hay que ir al menos una vez en la vida, y si se puede regresar mucho mejor! 🙂
Muchas gracias!
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