Hace unos días hablé de la espectacular Catedral de Palma, y hoy toca el turno de otra de las cosas bonitas que he podido conocer en Palma de Mallorca, y que nadie se puede perder si visita esta ciudad. Es el Castell de Bellver, o Castillo de Bellver en castellano, construido en el siglo XIV por orden del rey Jaime II de Mallorca y todo un símbolo que se ve desde casi cualquier punto de la ciudad.
Tan solo tres kilómetros separan el castillo de la ciudad. Allí, en una zona boscosa a 112 metros sobre el nivel del mar encontramos un palacio fortificado de estilo gótico mallorquín cuya principal característica es que es completamente redondo. Por lo visto no hay más castillos de planta circular en España y es uno de los más antiguos de los que hay en toda Europa.
Todo en el es de forma circular. Tanto las tres torres que hay pegadas a la muralla como la Torre del Homenaje, que está separada del edificio y unida a el con un puente. Rodeando todo el castillo y su torre del homenaje hay un gran foso, con formas redondeadas también.
En el interior de lo que hace siglos fue residencia real, posteriormente prisión, y en el siglo XIX fábrica de monedas, está ahora el Museo de Historia de la ciudad de Palma en el que se cuenta la historia de la ciudad desde los primeros pobladores hasta la Edad Media. Todas las salas del castillo dan a una galería circular de arcos góticos y esta a su vez al patio central, construido sobre un aljibe.
Desde lo alto del mismo se tienen unas muy buenas vistas de todo Palma de Mallorca, con el puerto en primer plano, además de la Sierra de Tramontana. Ya lo dice su nombre, proveniente del catalán antiguo «bell veer», que traducido sería Bella Vista, y vaya si son bellas, una lástima la lluvia y el día gris que hizo, aún así mereció mucho la pena visitarlo.
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