Si conocer la capital de la isla de Mallorca en invierno fue una experiencia de lo más positivo, por su preciosa catedral, sus museos, sus tradiciones, sus fiestas y su gente, comer y cenar en Palma de Mallorca fue todo un lujo para los sentidos, especialmente para el del gusto, pero también para el olfato y la vista, pues pudimos probar algunos buenos restaurantes de la ciudad donde degustamos productos típicos de la tierra y el mar, desde la carne al pescado y desde el salado al dulce, sin olvidar las clásicas ensaimadas y llegando al extremo de las ostras, que nunca había probado y que sorprendentemente me gustaron.
Dónde comer o cenar en Palma de Mallorca
Restaurante Patrón Lunares
El primero de los restaurantes donde comimos en Palma fue el Patrón Lunares. Se trata de un local que llama fuertemente la atención por su decoración, muy marinera, por sus boleros interpretados en directo por un par de artistas junto a las mesas, y por una gastronomía de gran calidad con platos de elaboración sencilla pero que te harán que quieras repetir.
Comenzamos la comida en Patron Lunares con un Ceviche, una ensaimada de foie y un plato de anchoas con boquerones, que dieron paso a unos riquísimos Huevos rotos con calamares. Para terminar nos sirvieron unas bandejas con una selección de postres, a cada cual más rico.
Restaurante Es Rebost
A priori puede parecer un restaurante excesivamente sencillo, tanto por su fachada como por su decoración interior y su carta, sin embargo cuando entras en Es Rebost descubres que se trata de una interesante apuesta de un joven empresario alemán, que ha querido crear un lugar inspirado en la Mallorca más auténtica, y donde la isla está presente tanto en la comida como en los detalles que vemos a simple vista en las lámparas o la decoración de sus paredes.
Basándose en un concepto de Etno Food que nos encantó a todos los presentes, durante la comida nos sirvieron una selección de quesos artesanos de las Baleares con Jamón ibérico, cocas horneadas en su propio horno, y las «Galletas Trempades», que son una selección de embutidos, sobrasada y patés sobre Galletas Gori de Muro, Tomate Cor de Bou y encurtidos.
El plato fuerte fue una hamburguesa de sobrasada. Para mi, que soy muy fan de las burgers, fue toda una sorpresa pues además de toda la vida me encanta la sobrasada de Mallorca, y la combinación fue realmente deliciosa.
Y para acabar, como no podía ser de otra forma, una ensaimada mallorquina.
Club Tast
Este es el más peculiar de los restaurantes donde cenamos en Palma de Mallorca, sobretodo porque es un lugar sin nombre, donde la gente se reúne para tomar unas cañas o unas copas, o degustar una buena cena rodeados de una decoración espectacular. Se conoce popularmente como Club Tast, aunque en la puerta de entrada no hay ningún cartel, ni tampoco una carta, simplemente llegas y pasas a su interior, tras cruzar un patio en el que ya intuyes que te adentras en un lugar especial.
Los techos abovedados y la decoración del lugar recuerdan a un clásico club de caballeros de Inglaterra, con grandes butacas de piel, elegantes estanterías llenas de libros y un humidor que hace unos años habría estado rodeados de señores fumando buenos puros, pero que hoy en día no huele a humo de tabaco.
La cena fue de lo más variado, empezando con unas Croquetas, Pan de cristal, Pulpo y Tortilla de sobrasada, para luego continuar con un espectacular chuletón de buey a la piedra.
Y para acabar una selección de dulces entre los que habían tartas, flanes y frutas. Impresionante.
Tras conocer Mallorca y posteriormente haber viajado a la isla de Tenerife, ahora me apetece visitar otras islas, como Menorca o posiblemente Ibiza, así que estoy mirando ofertas y decidiendo cuál para conocer sus playas y vida nocturna. ¿Será hacia Baleares la próxima escapada?
