Desde siempre me ha gustado visitar cementerios en algunas de las ciudades que visito. No siempre tengo tiempo, pero si puedo lo hago ya que casi siempre resulta una experiencia sorprendente.
En algún lugar, hace ya mucho tiempo, había leído que el Cementerio Municipal de Punta Arenas está considerado uno de los cementerios más bonitos del mundo. Así que antes de viajar por segunda vez a la Patagonia chilena, me informé acerca de qué visitar en la ciudad de Punta Arenas, ya que iba a estar en ella varios días, y traté de buscar más información acerca de este cementerio.
Bonito, decían todos. Pero nada comparable a la realidad.
Nada más llegar a Punta Arenas me fui a dejar las cosas al hotel que tenía reservado. Se trata del Hotel Chez Nous, un pequeño alojamiento algo alejado del centro pero con unos dueños encantadores y muy buen precio.
Una vez instalado, pregunté acerca de qué ver y hacer en Punta Arenas, y lo primero que me dijeron es: ¿Ya has visitado el cementerio? Escuché esa pregunta decenas de veces en los cinco días que estuve en la ciudad.
Me resulta curioso que en una ciudad te digan que visites su cementerio y no otros lugares más tradicionalmente turísticos. Pero es que el Cementerio de Punta Arenas no es cualquier cementerio.
Los vecinos de Punta Arenas lo saben. En el hotel, y en las distintas visitas que hice por la ciudad, todos coincidían: no me lo podía perder.
Visita al Cementerio Municipal Sara Braun de Punta Arenas
Visitar un cementerio te hace comprender un poco mejor las costumbres y tradiciones de la ciudad o país que visitas. Considero que es una buena forma de conocer la forma en la que la gente de la región entienden la vida, y lo que ea que haya después del triste momento en que dejas de vivir. O lo que es lo mismo, cómo entienden la muerte y de qué forma se enfrentan a ella.
El Cementerio Municipal de Punta Arenas tiene su historia. Recordemos que la ciudad fue fundada a mediados del siglo XIX, cuando toda la Patagonia fue colonizada por europeos.
Primeramente se construyó un pequeño cementerio, que pronto fue reemplazado por otro donde hoy está la Plaza Lautaro. Como suele suceder en la mayoría de ciudades, los cementerios se quedan pequeños y es necesario buscar un terreno a las afueras para construir uno más grande. Esto sucedió en Punta Arenas en el año 1894, momento en que se inaugura el cementerio actual.
Aunque su nombre es Cementerio municipal de Punta Arenas, todo el mundo lo conoce como Cementerio Municipal Sara Braun.
Lleva el nombre de Sara Braun pues esta mujer pagó las obras de construcción del pórtico de entrada, entre otras cosas, y contribuyó a que se conservara como un lugar cargado de historia y belleza.
Pero, ¿quien fue Sara Braun?
Sara Braun fue uno de los personajes históricos más importantes de Punta Arenas. Llegó a la ciudad con sus padres cuando apenas tenía 8 años, siguiendo los pasos de muchos europeos que buscaban en este remoto y bello lugar una oportunidad de cambiar sus vidas. Allí contrajo matrimonio con José Nogueira, un importante empresario, y juntos amasaron una gran fortuna.
La leyenda del Indiecito del Cementerio Municipal de Punta Arenas
Una extraña leyenda se esconde tras la figura del Indiecito del Cementerio de Punta Arenas.
No sé sabe muy bien cómo ni por qué, pero en algún momento apareció un indígena fallecido en extrañas circunstancias. Fue enterrado en el cementerio sin ser reclamado por nadie hasta que años más tarde varias personas comenzaron a depositar velas y monedas sobre su tumba, pues supuestamente les había concedido alguna petición.
Desde la curación de una enfermedad de forma milagrosa hasta el simple hecho de que por besar sus pies retornarás a la ciudad de Punta Arenas o tendrás suerte en tu vida. El caso es que cientos de placas agradecen sus servicios.
Las tumbas de los niños en el Cementerio de Punta Arenas
Como podéis ver en las fotos, el Cementerio de Punta Arenas tiene un encanto especial. Nada que ver con los típicos cementerios europeos, mucho menos coloridos aunque más cargados de estatuas y obras de arte.
En la Patagonia los cementerios tienen mucho color. Las lápidas están siempre decoradas con flores plásticas, que son más duraderas, pero también con objetos personales de la persona fallecida, u otros objetos decorativos que en Europa no se usarían.
Pero algo que me llamó mucho la atención de este cementerio fue la zona dedicada a las tumbas de niños. Al contrario de lo que vi en el Cementerio de la Almudena de Madrid, donde buena parte de esta zona estaba medio en ruinas, en Punta Arenas me encontré con una serie de calles con lápidas cuidadas, rejas coloridas, y juguetes o recuerdos de los niños que allí reposan.
Curioso, a la par que macabro, pasear por allí fotografiando esto.
Dónde está el Cementerio de Punta Arenas y cuándo visitarlo
Horario de verano: Lunes a domingo de 7:30 a 20:00 horas.
Horario de Invierno: Lunes a domingo de 8:00 a 18:00 horas.
Dirección: Av Bulnes 29, Punta Arenas
4 Comments
murzielaga
¡Uala! Parece sacado de una peli de Tim Burton! Me encanta! Las tumbas de los niños son un poco creepy por ser auténticas, pero son una auténtica pasada!
Un post súper original y con fotos mu chulas!
Congrats!
Victor Ferrando
¡Jajaja! Ya te digo, es una pasada este cementerio, yo me habría quedado horas haciendo fotos si no fuera porque se me puso a llover. Encontré otros cementerios similares en la Patagonia, aunque este tiene mucho más encanto e historia.
Las tumbas de niños me impactaron mucho, es algo que siempre me genera dudas cuando hago fotos en un cementerio, pero tenía que mostrarlas 🙂
¡Gracias!
Tragaviajes
La verdad es que nos dan un poco de mal rollo lo cementerios. Sí, somos un poco caquillas 🙂 Pero hay que reconocer que son muy fotogénicos, aunque al mismo tiempo da como mal rollo fotografiar a familiares que acuden. Este que nos enseñas la verdad es que es precioso. Un abrazo Victor
Victor Ferrando
Bueno, yo intento no sacar a personas, incluso cuando veo gente por donde yo estoy me voy a otro lado para no molestar. Ellos seguramente van a visitar a algún familiar y entiendo que ha de ser incómodo ver a un curioso fotógrafo, o a cualquier turista, merodeando por allí. Incluso si hay mucha gente en cualquier sitio pues me voy y dejo las fotos para otro día.
A mi al principio también me daba un poco de mal rollo, pero una vez me lancé a fotografiar uno el resultado fue increíble. Yo te animo a que te dejes caer un día por la Almudena, y verás. Y si quieres te acompaño 😉
Muchas gracias, ¡un saludo!