Salir de Santiago temprano rumbo a Valparaiso fue una gran idea. En unas dos horas llegas a esta curiosa ciudad al oeste de Chile, situada en un gigantesco anfiteatro natural, en una bahía rodeada por más de 30 cerros llenos de casas con un vistoso colorido. Los cerros están abarrotados de viviendas lo que le da un toque mágico a la par que caótico.
Lo siguiente que me llama la atención después de la impactante visión de los cerros es un trolebús. Nunca había visto uno de estos ya que en España desaparecieron hace años y no he estado en otra ciudad que aun los conserve.
Lo tercero que me impresiona es darme cuenta de que la inmensa mancha de color azul que hay más allá de los cerros, es el Océano Pacífico. Para muchos tal vez sea una tontería pero tengo un recuerdo especial de esos momentos en los que era consciente de que me encontraba en el otro lado del mundo. Nunca había estado tan lejos y esa sensación provocaba en mi interior cosas que hasta ese momento no había sentido.
Resulta difícil creer que en tanta extensión de tierra apenas residan unas 300.000 personas, pero la oreografía de la ciudad te hace pensar que pueden llegar a vivir el triple. Además a lo lejos vemos Viña del Mar, ciudad completamente diferente que convive pegada a Valparaiso.
Visitando Valparaiso y Viña del Mar
La visita comienza en el puerto, nada más llegar a la orilla los tripulantes de una pequeña embarcación ofrecen la posibilidad de dar un paseo en barco. Eramos 12 y no nos pareció mal el precio que nos dieron, si no recuerdo mal unos 10€ por cabeza, aunque seguramente se podría haber negociado algo… pero no lo hicimos y comenzó una visita totalmente diferente a lo que estaba prevista. Diferente pero no peor, pues la hora larga que duró el recorrido fue amenizada por interesantes historias y anécdotas que contaban acerca de la ciudad que resultaron muy interesantes.
Observar el conjunto de los cerros desde el mar genera sentimientos contrapuestos. Por una parte es una visión de una belleza increíble. Por otra tienes la sensación de estar viendo las típicas favelas brasileñas, barrios pobres con casas hacinadas, aunque no todo es así, los hay que conservan casas de estilo colonial inglés y antiguas iglesias que la convierten en una ciudad única. En lo alto existen diversos miradores con vistas espectaculares y una diversa oferta cultural que pasa por museos relacionados con la vida portuaria hasta museos de arte contemporáneo. Una lástima no haber tenido tiempo de callejear un poco más por allí…
Valparaiso es un puerto estratégico para las comunicaciones intercontinentales por mar en la zona, siendo el principal puerto de pasajeros y contenedores del país. En el año 2003 su casco antiguo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Para poder subir a los cerros, donde no llegan otro tipo de medios de transporte, se construyeron quince ascensores, que en la actualidad son todo un atractivo para los turistas. Y cuenta con una linea de metro que conecta el puerto con Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Limache.
La mayoría de la población reside en los cerros. La otra zona de la ciudad es la que da al mar, donde se concentran el puerto y todas las actividades económicas, la universidad, y los barrios más acomodados.
Estar en Valparaiso y no probar el marisco fresco de la ciudad es un delito. La comida fue en un restaurante de Viña del Mar, justo frente al increible Castillo Wulff y lógicamente con unas vistas inmejorables al oleaje del océano rompiendo contra unas enormes rocas. A pesar de ser verano la temperatura del agua es bastante baja por lo que apenas se ve poca gente en la playa aunque era posible refrescarse en la piscina del restaurante. Al igual que en el Mercado Central de Santiago, comer una mariscada completa por menos de 20€ por cabeza es un lujazo.
Además de la comilona y el castillo junto al mar, en Viña del Mar pudimos ver el recinto donde se celebra el Festival Internacional de la Canción, el Reloj de Flores y dar un paseo por el paseo marítimo.
No hubo tiempo de mucho más, había que regresar temprano a Santiago, pero creo que no será la última vez que visite estas ciudades…
Indice del viaje a Chile
1 – Chile, el comienzo de todo
2 – Chile 1 – Impresiones sobre Santiago de Chile
3 – Chile 2 – Escapada a Valparaiso y Viña del Mar
4 – Chile 3 – Sobrevolando los Andes
5 – Chile 4 – Visita a la Pingüinera Seno Otway
6 – Chile 5 – Lago Grey y Lago Pehoé
7 – Chile 6 – Parque Nacional Torres del Paine
8 – Patagonia Chilena: Detalles que no te puedes perder
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6 Comments
Javier Domingo
Si quieres ver trolebuses date una vuelta por Atenas. Por otro lado tienes razón, a mi me recuerda a las «favelas» de Salvador de Bahía. Excelentes fotos, como siempre.
Un saludo.
Victor Ferrando
Gracias por tu comentario Javier. Me falta mucho mundo por recorrer aun… Sobre el tema de las «favelas», es cierto que aparentan esto, pero, aunque no tuve mucho tiempo para callejear, me consta que en muchos de los cerros es solo la apariencia desde lejos, aunque en otros lamentablemente creo que sí son más o menos lo mismo.
Me alegra que te gusten las fotos.
Un saludo 🙂
La Mochilade Mamá
Qué fotos tan bonitas!!!
Victor Ferrando
Gracias Marta! El sitio es muy bonito, seguro que te gustaría. Y no te pierdas las siguientes, esto no es nada comparado con la Patagonia 😉
Isabel Margarita Vial
Maravillosas fotos de Valparaíso y Viña del Mar, la tercera foto que tienes de Valpo, la que sigue de los trole, yo la subí a IG, es la misma, me encanta como relatas todo lo referente al Puerto, es increíble lo que se aprende en los viajes, seguiré viendo tu página.
Tu amiga de IG
Victor Ferrando
Muchas gracias por pasar por mi blog Isabel, me alegra mucho que te haya gustado 🙂
Algunas de las fotos las he visto muy parecidas en otros sitios, creo que son muy representativas de Valparaiso, los barcos en el puerto, las casas en los cerros y la que comentas bajando por las empinadas calles.
Tienes razón, es increible la cantidad de experiencias que se vive y todo lo que se aprende cuando estás de viaje, y en parte eso es lo que me ha llevado a hacer este blog, para poder compartir todas estas experiencias con quien quiera leerlas 🙂
Un saludo!