Hacía algún tiempo que había visto este restaurante en la web de El Tenedor, donde suelo reservar con frecuencia, y me llamó mucho la atención aunque en esa ocasión acabamos decidiendo ir a otro sitio. Pero claro, me quedé con las ganas de probarlo así que el pasado fin de semana fuimos, y fue un acierto.
Para situarnos un poco en la historia de El Viejo Almacén de Buenos Aires hay que remontarse más de tres décadas cuando una pareja de argentinos deciden montar en Madrid un pequeño bar de barrio llamado El Cafetín. Este bar tuvo un éxito que nadie podría esperar y en apenas un par de años se quedó pequeño, por lo que decidieron abrir un restaurante de comida argentina, ambientado en la vida de allí, con una decoración que hablaba de fútbol, de boludos y, sobretodo, de tangos.
Años más tarde, el restaurante ha de cambiar de ubicación, abandonando la calle Villaamil, 277 del Barrio de Tetuán para situarse en Ramón Gómez de la Serna, 4, al otro lado de la M30, un poco más allá de Herrera Oria. El local actual sigue con la temática inicial, creando una atmósfera de otra época entre carteles y música. Uno de los mensajes pegados a la pared que más llamó mi atención decía lo siguiente, preguntando qué tipo de boludo eres:
¿Cual es usted?
Boludo Optimista: Cree que no es boludo.
Boludo Laborioso: Todo el día hace boludeces.
Boludo Creyente: Cree en un montón de boludeces.
Pero vamos con la cena. En su carta podemos encontrar las mejores carnes argentinas, pero también buena carne de Uruguay, España, Black Angus de Estados Unidos o Wagyu de Nueva Zelanda.
También la carta de vinos es bastante interesante pues en ella tenemos buen vino español y argentino. Me llamó la atención un reserva Fin del Mundo, de la Bodegas Fin del mundo, y cuando pedí al camarero que me recomendara un buen vino fue justo ese, por lo que la decisión estaba más que clara. Un acierto pues el sabor de la uva Malbec le da un toque peculiar, diferente al vino al que estamos tan acostumbrados aquí, pero sin pecar de sabores fuertes, con un toque de madera y otros afrutados pero sin abusar, y con un sabor que me recordó gratamente a otros vinos que probé años atrás en mi viaje a Chile.
De entrada te sirven algo de pan y un plato con aceitunas, paté y queso azul. Prácticamente con esto no necesitas pedir ningún entrante más y dar paso a la carne, aunque decidimos probar una empanada de choclo, que para quien no lo sepa es como allí llaman al maíz.
De segundo pedimos una parrillada de carne para dos, que incluía chorizo criollo, morcilla, achuras, y dos filetes de Lomo Alto argentino. El tema de las achuras es delicado pues se trata de mollejas y chinchulines, o dicho de otra forma, que tal vez nos suene más, zarajos, pero de cordero. El chorizo y la morcilla espectaculares. La carne de Aberdeen Angus argentina está riquísima, tierna, jugosa y en su punto. El problema vino con las achuras, y no es que estuvieran malas pero como dije es delicado pues además de un sabor peculiar es mejor no pensar de que se trata. A mi personalmente me gustaron pero mi estómago comenzaba a estar saturado de tanta comida y aún quedaba el postre, por lo que una parte se quedó en el plato.
Mientras comíamos hicieron acto de presencia dos personas, uno vestida de forma elegante y otro con una guitarra. Ya sabíamos que en el restaurante había música en directo y un espectáculo de baile, por lo que estábamos expectantes de que iba a suceder a partir de ese momento. Primeramente el hombre de la guitarra cantó algunas canciones y posteriormente el señor elegante puso la guinda con su magnífica interpretación de conocidos tangos.
Hablar de tangos es hablar de Gardel, y son de este cantante la mayoría de canciones que se escuchan durante el espectáculo. Títulos conocidos casi por cualquiera como pueden ser Volver, Tomo y Obligo o Caminito.
Entre tanto pedimos el postre. Difícil elegir entre tanta variedad de cosas ricas como Panqueques, Alfajores, o tartas variadas. Finalmente optamos por una Panacotta con dulce de leche. Allí casi todos los postres llevan dulce de leche con lo que si ya estás lleno de tanto comer, esto hará que salgas con dolor de estómago, pero a ver quien dice que no a un postre. Además celebrábamos un cumpleaños por lo que cantaron un «cumpleaños feliz» y trajeron un postre extra con una vela. Si no estábamos llenos esto fue la gota que colmó el vaso. Pero claro, estaba todo tan rico que casi relamimos los platos. Reventar antes que sobre un postre!
Como colofón a una noche genial, faltaba el baile. Una pareja se puso a bailar a ritmo de tango entre las mesas. Luego, sacaron a dos personas a bailar organizando un pequeño concurso cuyo premio consistía en un diploma y un mojito, que acabaron en nuestra mesa.
Resumiendo: Salimos con dolor de estómago, lo cual enturbia levemente el recuerdo de una buena noche, por lo que recomiendo pedir comida con moderación. Por lo demás, el vino, la comida, el trato de todo el personal, el ambiente que se respira, la música tanto de fondo como luego en vivo, los bailes, todo excelente. Y de precio bastante bien.
Donde se encuentra el Restaurante El Viejo Almacén de Buenos Aires en Madrid
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2 Comments
José Carlos DS
Este tipo de entradas son las que te hacen salivar a estas horas del día, que buena pinta, encima amenizado, aunque tomamos nota por si vamos y no nos pasaremos con las cantidades xD
¡Saludotes!
Marta A.
¡Tomo nota! Y te recomiendo La mano de Pablo en Las Tablas, un uruguayo espectacular 🙂
Un momento… ¿el diploma y el mojito acabaron en tu mesa? ¿Y no hay foto de ese baile que os marcasteis? Maaaaal, jajajaja.